Eduardo López: “La eficiencia de Larreta es un mito de la derecha”
Por Carlos Romero para Contraeditorial
Luego del lamentable operativo de vacunación para mayores de 80 años montado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) salió a exigir la renuncia del ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, a quien además apuntaron por “el desvío de dosis a empresas de medicina prepaga” y por las demoras en la atención a los grupos de alto riesgo ante la pandemia.
En diálogo con Contraeditorial, Eduardo López, secretario General de la CTA de la Ciudad y secretario general adjunto de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), sostuvo que Horacio Rodríguez Larreta encabeza “un gobierno antivacunas, que no apuesta a la vacunación y que lo poco que vacuna lo hace en el marco del comercio”, en referencia al vínculo con las prepagas. Además, López remarcó que en el distrito “la campaña de vacunación todavía no empezó para los docentes” y que desde el inicio de las clases ya hubo 200 contagios en el personal educativo. También trazó puntos de contacto entre los modelos de vacunación y de vuelta a las aulas en la Ciudad: “El paralelismo es la mercantilización de los derechos. Si no tenés plata, no te corresponden una educación ni una vacunación de calidad”, concluyó el dirigente.
– Hasta el momento, ¿cómo evalúa el operativo de vacunación en la Ciudad?
– El operativo de vacunación porteño es el propio de un gobierno que en la práctica es antivacunas. No hay ahora ni una propaganda de la vacunación. No invierten un peso en “vacunate”, sino en “cuídate”. Y lo que pasó ayer demuestra que no les interesa vacunar, excepto al sector VIP de la población que accede a las prepagas. Y ahí la vacunación es un negocio, porque es para los afiliados que pagan la prepaga. De forma que es un gobierno antivacunas, no en el discurso pero sí en la práctica; que no apuesta a la vacunación y que lo poco que vacuna lo hace en el marco del comercio.
– ¿Qué viene pasando en el caso de los docentes? Después de la polémica en torno a la vuelta a la presencialidad, un argumento de quienes ponían reparos era justamente la necesidad de que el personal docente estuviera vacunado, para cuidarse ellos y también para no transmitir el virus a los chicos en las aulas.
– La campaña de vacunación todavía no empezó para los docentes, tampoco terminó para los médicos y apenas comienza para los adultos mayores. O sea, no tocan las generales de la ley de un gobierno antivacunas.
– En los casos de la vuelta al aula y la campaña de vacunación, ¿hay puntos de contacto entre el discurso del gobierno la Ciudad y lo que pasa en la realidad?
– Sí, el paralelismo sería que, así como dicen “caen en la escuela pública” los pobres, los que no pueden pagar la privada, igualmente dicen “caen en la vacunación pública” los pobres, los que no pueden pagar la prepaga. Es el mismo concepto: los derechos para quienes lo pueden pagar. Y los demás “caen”. Ese es el paralelismo, la mercantilización de los derechos. Si no tenés plata, no te corresponden una educación ni una vacunación de calidad. Si tenés plata, vas a una privada y comprás una educación de calidad, y vas a una prepaga y ahí comprás una vacunación de calidad.
– Al igual que con el protocolo de presencialidad, acá el gobierno porteño volvió a respaldarse en una imagen de eficiencia que luego no se verificó en la práctica, con las colas de jubilados para recibir la vacuna. ¿Hay un mito en juego?
– El mito de la eficiencia larretista, según el cual es de derecha, es autoritario, pero es eficiente, es uno de los mitos más exitosos de la historia argentina, junto con el de “es millonario, no va a robar” y “el aumento de salario provoca inflación”. El tercer mito es que Larreta es eficiente. Y el cuarto, diría que es “Quirós es buen comunicador”. Aparte, es un mito que compran propios y ajenos, eh. En el sector nacional y popular hay quien repite “bueno, pero Larreta es eficiente”. Son los mismos que decían que esta es una derecha moderna. Los mismo que dicen “qué bien comunica Quirós”. Pero ni Quirós comunica bien, ni Larreta es eficiente, ni la derecha macrista es moderna, ni los millonarios no roban porque son millonarios, ni subir salarios sube la inflación. Son mitos construidos para sostener un modelo económico y una ideología; los construyen los medios de prensa, los compran algunos del campo nacional y popular, y se repiten como verdades. Construcciones fuertes, que tienen arraigo en el electorado porteño, pero que no cruzan la General Paz, salvo contadas excepciones.
– En el día a día, ¿cómo está sobrellevando la situación la comunidad docente?
– Nosotros le pusimos un límite al marketing de Larreta que decía que vuelven todos los estudiantes, todos los días. Eso hubiese sido una masacre. En realidad, el 17 de febrero, volvieron algunos, algunos días, manteniendo el distanciamiento. Ni aún hoy, a mediados de marzo, volvieron todos. Pero pese a ese límite que le pusimos a Larreta, igual hay 200 docentes y 30 alumnos contagiados desde el inicio de las clases. Aparte, también hay no docentes contagiados. La Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción que más bajó el presupuesto, que menos presupuesto educativo tiene, que empezó antes las clases y que todavía no vacunó a un solo docente.
– Lo que no para de crecer es la pauta publicitaria, una herramienta estratégica para el gobierno de Rodríguez Larreta, casi como una política de Estado.
– No creo que haya habido otro gobierno tan blindado. Pero es más que la pauta, es la apuesta desde los grupos económicos a “la nueva esperanza blanca” contra el peronismo y el campo nacional y popular. Lo blindan porque les paga, pero también porque es la apuesta política. Larreta sería el nuevo De la Rúa y el nuevo Macri.