La Memoria no se toca

10 de mayo de 2017 por CTA Comunica

Más de 500 mil personas se movilizaron hacia Plaza de Mayo en repudio al fallo de la Corte y para reclamar Memoria, Verdad y Justicia.

Luego de la entrega de pañuelos frente a la Corte Suprema durante el mediodía, ambas CTA, la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) y gremios hermanos de la CGT marcharon desde Chacabuco y Avenida de Mayo hacia Plaza de Mayo en defensa de los derechos humanos y para repudiar el fallo de la Corte del 2 x 1.

Una multitudinaria concentración, convocada por Abuelas y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), tuvo lugar en Plaza de Mayo para repudiar el fallo de la Corte del 2 x 1 que beneficia a los genocidas y apropiadores de bebés de la última dictadura cívico militar eclesiástica.

Además de los organismos de Derechos Humanos, convocó y participó de la movilización un amplio abanico de sectores de la política, del sindicalismo, organizaciones sociales, culturales y universitarias, periodistas, actores y artistas, entre otros. Las oradoras fueron la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida; la presidenta de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Lita Boitano y la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas.

Documento conjunto de los organismos de Derechos Humanos leído en el acto por el #NuncaMás

En esta jornada histórica el pueblo y los Organismos de Derechos Humanos reunidos en esta plaza decimos bien fuerte NUNCA MÁS.

NUNCA MÁS impunidad.

NUNCA MÁS torturadores, violadores y apropiadores de niños.

NUNCA MÁS privilegios para los criminales de lesa humanidad.

NUNCA MÁS terrorismo de Estado.

NUNCA MÁS genocidas sueltos.

No queremos convivir con los asesinos más sangrientos de la historia argentina, ni que nuestros hijos y las futuras generaciones tengan que hacerlo. Nuestro pueblo, ejemplar durante tantos años en su defensa de la memoria, no merece ser condenado al olvido.

El miércoles pasado, cuando la Corte Suprema de Justicia aprobó por mayoría el vergonzoso fallo que beneficia con el 2×1 al genocida Luis Muiña, abrió la puerta a la impunidad.

Los responsables de tamaña decisión son los jueces Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco. Al día siguiente del fallo, los abogados de los represores se agolpaban en los tribunales para pedir el privilegio para sus defendidos.

Hay que recordar que el 2×1 fue una ley que solo estuvo vigente entre 1994 y 2001 y que nació como una necesidad para descomprimir la situación en las cárceles, por entonces superpobladas de personas privadas de su libertad sin sentencia, por demoras de la propia justicia.

Hasta hace una semana, era indiscutido que esta ley no regía para los crímenes de la dictadura, ya que no estaba vigente durante su comisión ni durante su juzgamiento.

Que quede claro: los delitos de lesa humanidad no son delitos comunes, no prescriben y no son anmistiables. La Corte Interamericana de Derechos Humanos niega la posibilidad de aplicar beneficios como el 2×1 a estos crímenes atroces, tal como señalaron los jueces Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, que votaron en disidencia.

Los genocidas, a 41 años del golpe, siguen sin confesar el destino de nuestros hijos e hijas. Y todavía hay más de trecientos hombres y mujeres que viven bajo una identidad falsa. Todos nosotros continuamos buscándolos.

La Corte pretende soltar a Jorge “El Tigre” Acosta, jefe del grupo de tareas de la ESMA; a Alfredo Astiz, famoso mundialmente por desaparecer a las Madres de Plaza de Mayo y a las monjas francesas; a Miguel Etchecolatz, mano derecha de Camps, asesino de la Noche de los Lápices y apuntado por la segunda desaparición de Jorge Julio López; al capellán Von Wernich, culpable de secuestros, tormentos y homicidios y, aun así, nunca expulsado de la Iglesia Católica. Y también pretende liberar a cientos de genocidas más que caminarían por las calles al lado nuestro, al lado de todos ustedes.

Madres, Abuelas, HIJOS, Familiares, sobrevivientes, las víctimas del terrorismo de Estado debimos esperar muchos años hasta tener respuestas del poder judicial. Siempre luchamos respetando la ley, nunca hicimos justicia por mano propia. Por eso, este fallo es un insulto a nuestra historia.

Los apropiadores de los nietos y nietas están pidiendo la libertad anticipada, sin haber purgado sus condenas por los gravísimos delitos que cometieron. Y esto no sólo es riesgoso para nuestros nietos sino para toda la sociedad.

Estamos hablando de los responsables del genocidio, de asesinos que terminaron con las vidas de miles de hombres, mujeres y niños, que desaparecieron sus cuerpos, tirándolos al río en los vuelos de la muerte o enterrándolos como NN en fosas comunes.

Estamos hablando de violadores de mujeres, de embarazadas; de carceleros que hicieron parir a nuestras hijas encadenadas, en salas de tortura, y que luego se robaron a sus bebés; de ladrones de niños que hasta hoy les ocultan su origen.

Estamos hablando de los que volvieron a desaparecer a Jorge Julio López; de militares, policías y civiles que perpetraron los crímenes más aberrantes de nuestra historia.

Afortunadamente, la sociedad ha reaccionado con firmeza. Numerosos jueces rechazaron los pedidos de reducción de pena y excarcelación a muchos de los represores condenados por delitos de lesa humanidad. Hoy mismo, los legisladores aprobaron una ley que busca frenar la aplicación del 2×1 a genocidas y represores. Estas decisiones nos llenan de esperanza y gratitud. Necesitamos que los representantes de los tres poderes del Estado tomen el reclamo del pueblo reunido en esta plaza. Que cada uno desde su espacio realice las gestiones y acciones pertinentes para dar vuelta este fallo antidemocrático y pro dictadura.

Por eso, este acto hoy nos convoca a todos y todas. Los organismos de derechos humanos no estamos solos como en épocas aciagas. Nos acompañan referentes de la cultura, del deporte, de la educación, de las organizaciones sociales y sindicales, de distintos signos políticos y partidarios. Pero, fundamentalmente, acá está el pueblo. Un pueblo más sabio, más comprometido, más fuerte para resistir a estos embates que nos retrotraen a un pasado siniestro y que quieren consolidarse como presente y futuro.

Porque lamentablemente la dictadura no es un hecho de un pasado lejano. Los hijos, los nietos, los bisnietos del pueblo argentino serán afectados con estos nuevos vientos de impunidad.

Sabemos que la democracia se construye entre todos, todos los días.

Sumemos fuerzas en esta lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Que la corporación judicial nos escuche, porque no claudicaremos en nuestro reclamo nacional e internacional por la defensa de los derechos conquistados.

Porque haremos oír nuestra voz en todo el mundo. Aquí estamos, en esta plaza y en las plazas de todo el país, alzando nuestra voz contra el olvido, para poner un límite a esta provocación y gritar, con toda la fuerza:

SEÑORES JUECES: NUNCA MÁS. NINGÚN GENOCIDA SUELTO.

30 MIL DETENIDOS DESAPARECIDOS ¡PRESENTES!