A 20 años de las jornadas de 2001 familiares recordaron a las victimas
Familiares de las víctimas de la represión que ejecutó el Gobierno de Fernando de la Rúa durante los días 19 y 20 de diciembre de 2001 homenajearon a sus seres queridos con una recorrida por las placas conmemoratorias ubicadas de los sitios donde fueron asesinadas por la violencia policial e institucional.
El camino fue acompañado por la Agrupación H.I.J.O.S., el sindicato de motoqueros, SUMCRA, las dos CTA, el Ministro de Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, el Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragala y el presidente de Comisión de DD.HH. de la Cámara de Diputados de la Nación, Hugo Yasky.
El itinerario realizado partió a las 16 horas de Sarmiento y Pellegrini, donde se encuentra la placa del compañero Alberto Márquez, y recorrió cada una de las placas que recuerdan a los asesinados: Hipólito Yrigoyen y Av. 9 de Julio, placas de Diego “Nano” Lamagna y Carlos “Petete” Almirón; Tacuarí y Avenida de Mayo, placa de Gastón Riva; y Chacabuco y Avenida de Mayo, placa de Gustavo Benedetto. En los distintos sitios familiares y amigos hicieron uso de la palabra para reivindicar el sentido de aquella histórica rebelión popular, homenajear a los caídos y continuar el reclamo de memoria, verdad y justicia.
En ese sentido, repudiaron la complicidad con la impunidad del Poder Judicial que a 20 años de los hechos continúa dilatando el efectivo cumplimiento de las condenas a los autores materiales e intelectuales de aquellos crímenes. Hace pocos días y después de una larga lucha de las familias la Cámara de Casación Penal ratificó las condenas a los responsables políticos de la represión: el ex Ministro de Seguridad de De La Rúa, Enrique Mathov, y los altos mandos policiales de la Federal. El pasado domingo 19 de diciembre el Presidente Alberto Fernández anunció el envío de un proyecto de reparación histórica para los familiares de las víctimas al Congreso de la Nación. El diputado Yasky por su parte, presentó ayer un Proyecto de Declaración para conmemorar a los asesinados que recogió al momento el apoyo de una veintena de diputados del Frente de Todos.
Por la CTA de los Trabajadorxs, junto a Hugo Yasky, estuvieron presentes en la actividad, el Secretario Adjunto de la CTA Ciudad de Buenos Aires, Manolo Sueiro, la secretaria Adjunta de ATE-Capital, Agustina Panissa, los secretarios de Derechos Humanos de UTE, AGTSyP y ATE-Capital, Matías Zalduendo, Miguel “Pipi” González e Iván Wrobel. También participaron miembros de la mesa nacional como Gustavo Rolandi y Eduardo Pereyra y dirigentes como Francisco “Tito” Nenna y Mariano Denegris del Frente Barrial CABA.
Reproducimos a continuación el texto leído ante la placa de Gastón Riva.
Qué brutos son los asesinos de sueños*, por Gabriel Calvo
Gastón Riva 1971 – 2001
Laburar con la moto a fines de la década del 90 ha sido todo un símbolo de la precarización laboral. Se trabajaba sin ningún tipo de seguro, cobertura por enfermedad o accidente. No había ni vacaciones pagas, ni aguinaldo; de los ingresos mensuales se descontaban los gastos de la moto, telefonía y a veces hasta el uniforme de la mensajería. Pensar en la posibilidad de firmar un convenio colectivo de trabajo era una utopía que habían vivido nuestros padres o abuelos.
En el 2001 los elevados índices de desocupación convertían a los jóvenes en el eslabón más débil de la cadena de explotación neoliberal.
Gastón Riva no fue ajeno a esta realidad, por eso para llegar a fin de mes, trabajaba como mensajero mañana y tarde, y luego a la noche se la rebuscaba como repartidor de pizzas. Trabajar en moto es una tarea solitaria, aunque no necesariamente individualista. Así lo entendió Gastón y lo demostró participando solidariamente en manifestaciones por compañeros motoqueros fallecidos en accidentes de tránsito. Sabía muy bien la importancia de solidarizarse con el otro, con los nadies, como dice Eduardo Galeano, con esos que según la crónica policial cuestan menos que la bala que los mata, con esos que según quienes se dan a la fuga luego de un accidente, “los tenés que pagar por buenos”. También fue consciente sobre la importancia de pelearla de manera organizada. Es por eso que iba siempre a las manifestaciones del sindicato de mensajeros. En aquellos tiempos daba sus primeros pasos la experiencia gremial de SIMeCa y allí en cada protesta, estaba Gastón.
¿Cuántas veces desde aquel 2001 nos hemos preguntado sus amigos y familiares: por qué Gastón?
Sucede que Gastón, era de esas personas que se sublevan ante las injusticias ajenas y no admiten mansamente las propias. Entonces: ¿cómo no iba a estar al frente de los manifestantes ese 20 de diciembre de 2001, luego de ver la desesperación en el rostro de la gente que se agolpaba en la puerta de los supermercados pidiendo comida? ¿Cómo no enfrentar el Estado de sitio decretado por De La Rúa, luego de lo ocurrido en la noche del 19 de diciembre? ¿Cómo no estar en la 9 de julio y Avenida de Mayo, al lado de otro mensajero con su CG-125, luego de acumular tantas penurias e injusticias? ¿Cómo no estar ese día en el microcentro porteño, si la pelea, lo que fue una batalla, se estaba dando en la calle, su lugar de trabajo?
Aquel 20 de diciembre de 2001, cuando Gastón fue asesinado por la represión policial tenía 30 años. Hoy Camila su hija mayor ya casi tiene su edad, sus hijos más chicos Agustina y Matías hace rato han dejado de ser niños. Los tres han crecido con la dureza de saber que su papá fue asesinado de la manera más injusta, han crecido con la impunidad de sus asesinos. A su vez, viven con la certeza de que su padre puso todo para que el pueblo argentino se saque de encima la pesada mochila de la derrota.
Mari Arena, su compañera, nunca ha bajado los brazos. Se resiste a hacerlo. Está cada 20 de diciembre junto a viejos compañeros de Gastón. Es una manera de ocupar su lugar, de seguir estando junto a él. Es una manera de seguir luchando por el papá de sus hijos, de no rendirse nunca, ni ante la impunidad, ni ante la desmemoria, como las Madres de Plaza de Mayo le han enseñado al pueblo argentino.
Hoy todos nosotros sabemos y sentimos que nos han matado a un hermano, porque los trabajadores somos hermanos. Asesinaron al compañero de Mari, hoy nuestra amiga. Nos arrancaron al papá de Camila, Matías y Agustina. Nos sacaron al hijo de Eda y Juancho, al abuelo de Huilen y Felipe.
Da mucha bronca que nos hayan quitado la vida de Gastón y de tantos otros hermanos y compañeros en aquellas jornadas del 19 y 20 de diciembre. Son miles de sonrisas y abrazos con su familia que se perdieron, son cientos de tragos y asados con sus amigos y compañeros, son cientos de vidas posibles de Gastón las que nos han quitado.
Sus asesinos materiales han sido los perros de siempre. Sus asesinos intelectuales son los mismos responsables de la precarización y el hambre del pueblo.
Gastón fuiste un gran amigo y un buen compañero, has sido un padre e hijo muy querido, podrías haber sido abuelo, has sido un esposo amado, has sido muchos Gastones para todos nosotros.
Gastón has sido uno de los nuestros, fuiste uno entre los 39 compatriotas que pusieron su cuerpo para recordarle al pueblo argentino que nunca hay que quedarse de brazos cruzados. Lo pagaste muy caro compañero, el costo que paga el pueblo es enorme en esta lucha eterna.
A 20 años de tu asesinato no te olvidamos, no perdonamos a tus asesinos; a tu memoria compañero querido seguiremos militando y luchando por un país más justo.
*Gabriel Calvo trabajaba de motoquero en 2001 y fue uno de los impulsores del SIMECA. Actualmente es Profesor de Historia y militante de la UTE y CTA Ciudad.